jueves, 26 de mayo de 2011

Clase del día 25/05/2011



¡VAMOS A DORMIR CON UN CUENTO!

Fue de las mejores clases prácticas de motricidad que he experimentado.

La parte de la relajación no es que sobrara, es que no se tomaba en serio (yo a veces, por ejemplo, me reía de las de al lado o hacía algún comentario gracioso).

La parte de la danza y posterior fue más animado, aunque la danza tuvo sus complicaciones ya que no seguíamos bien el ritmo y debido a un error de cálculos con los pasos inciales.

Pero quizás, la mejor parte de la práctica, se la llevó la actividad del sueño y el cuento.
A mi sinceramente me encantó esta actividad, más la primera que la segunda, sobre todo porque me gusta poner la voz de niña pequeña e imitarlos.

Tuvimos que hacer todos caso de la improvisación, y mayormente, tenían que estar pendientes de mi. El teatro era lo siguiente: Cuatro niñas estaban apunto de dormir, pero una (yo) no tenía sueño y necesitaba contarle a alguien un cuento para dormirse. Entonces, se le ocurrió un cuento que había escuchado, pero no se acordaba muy bien y había mezclado con anuncios de la televisión. La niña que no se podía dormir empezó a decir que una había una vez hace tiempo una niña que se llamaba caperucita y que iba con comida que le había dado su madre a casa de su abuela. Se tiró "media vida" para recorrer el bosque y se encontró con el lobo, pero como Caperucita estaba "a su rollo" cogiendo flores el lobo prefirió ir a casa de la abuela, donde la secuestró y no se la quiso comer "porque estaba pocha". Cuando llegó Caperucita, éste fue el diálogo:
CAPERUCITA- Ay abuela, que cambiada te veo, tienes que dejar esa medicación... ¡Ay, abuela, que ojos más grandes tienes!
LOBO- Es porque me he hecho la cirugía estética.
CAPERUCITA- Anda, ¡y que orejas más grandes tienes!
LOBO- Es porque no oía bien y me pusieron un sonotone de GAES
CAPERUCITA- Pero abuela, ¡que mostacho más grande tienes!
LOBO- Es que se me olvidó comprar espuma de afeitar.
CAPERUCITA- Pero, ¿y esa boca, abuela?
LOBO: ¡Es para comerte mejor!

Entonces, caperucita dijo ¡ALTO! ¡QUE YO SE KARATE! y le hizo al lobo "Pim pam toma lacasitos" y al final venció al lobo y pudo rescatar a la abuela que la tenía encerrada.
Y acabó el cuento con un colorín colorado, y todas las niñas durmiendo.

La pesadilla, sin embargo, no fue cosa del imprevisto, y fue la que más nos costó decidir. La pesadilla "absurda" consistía en que un hombre vio a un ratón, y empezó a darle con la escoba, pero como no lo había matado, se le ocurrió pegar la zona con pegamento, y así los ratones se quedarían pegados y podía matarlos, pero en un descuido se quedó él pegado, y los ratones salieron para matarle... ¡a cosquillas!.

Me dio pena no volver a tener más clases prácticas de motricidad, y más por las actividades tan divertidas que nos esperaban (sobre todo los sonidos de boda, ambulancia y el gol del mundial, con el que me hubiera despertado yo).

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